La Terapia Cognitivo Conductual es un tipo de tratamiento psicológico, basado en evidencias científicas. Hoy en día, en el mundo, es el tipo de tratamiento psicológico más efectivo para la mayoría de los problemas psicológicos y es ampliamente utilizado en el mundo entero.

En un formato típico, un tratamiento cognitivo conductual inicia cuando una persona que necesita ayuda para resolver un problema emocional, consulta con un psicólogo. Esto da inicio a la primera parte del tratamiento, la evaluación psicológica. Luego de la misma, sigue el tratamiento propiamente dicho y finalmente, el seguimiento.

Un tratamiento psicológico cognitivo conductual tiene tres partes:

Evaluación: de acuerdo con cada caso, esto lleva entre 3 y 5 entrevistas iniciales, durante las cuales el psicólogo conoce al paciente y busca información del problema que padece. En esta etapa se establecen los objetivos del tratamiento de modo consensuado, entre paciente y terapeuta. El psicólogo realiza lo que se denomina “el análisis funcional de las conductas problema”, este es un tipo de análisis que luego guiará la intervención. Por otra parte, si existe, se establece un diagnóstico formal, como por ejemplo, Trastorno Obsesivo Compulsivo, Agorafobia o Trastorno Bipolar.

El tratamiento propiamente dicho: durante esta etapa, se aplican procedimientos técnicos, ejercicios, que van a ayudar a la persona a lograr los objetivos planteados durante la evaluación. Los ejercicios son muy diversos pero en general, todos tienen la meta de que la persona aprenda nuevos patrones de conductas, pensamientos y emociones; más sanos y adaptativos, que no le acarreen sufrimiento. Los ejercicios suelen aprenderse y aplicarse inicialmente en el consultorio pero los pacientes los practican entre semana, esto es muy importante, la realización de tareas entre consultas es uno de los rasgos distintivos y de lo que más eficacia aporta al tratamiento.

Seguimiento: consisten en el espaciamiento progresivo de las consultas. Durante esta etapa, vamos viendo al paciente con una frecuencia cada vez menor, solemos pasar de una vez por semana a una vez cada dos semanas, luego cada tres, cada cuatro y así sucesivamente hasta que le damos el alta. Durante la fase de seguimiento, generalmente repasamos los temas más importantes del tratamiento ayudando a que el paciente mantenga los cambios logrados. Típicamente, hacemos ejercicios para la prevención de recaídas y si vemos un retroceso, se puede retomar temporalmente la frecuencia semanal.

La Terapia Cognitivo Conductual es focalizada y por objetivos

En la fase de evaluación, el paciente junto con el psicólogo se ponen de acuerdo en los objetivos del tratamiento, tanto a corto como a largo plazo. Es decir, nosotros trabajamos con metas definidas, tenemos una orientación clara hacia algunos objetivos. Estos objetivos pueden ir modificándose a medida de que avanzamos, no son inamovibles; pero siempre están presentes. No tenemos charlas libres con los pacientes ni nos ocupamos sólo de ver cómo les fue en la semana, anecdóticamente. Contrariamente, el diálogo entre paciente y terapeuta suele limitarse a los temas acordados en el tratamiento, en relación con la vida actual de la persona. Es decir, nuestros diálogos suelen mantenerse en el presente; si bien algunas veces indagamos en el pasado, lo más habitual es que trabajemos con los problemas actuales, centrándonos en los factores que hoy generan sufrimiento.

La Terapia Cognitivo Conductual es un tratamiento con sentido común y el psicólogo es activo

Nuestras intervenciones psicológicas están guiadas por una lógica de sentido común, razonable y entendible, de acuerdo con las pautas culturales de nuestro entorno. En este sentido, no hacemos conjeturas difíciles de entender, relacionando ideas caprichosamente; tampoco nos mostramos enigmáticos o guardamos silencio cuando los pacientes nos hacen preguntas. Contrariamente, en Terapia Cognitivo Conductual, el psicólogo interviene activamente, ofreciendo al paciente información científica correcta y válida acerca de su problema; nosotros le explicamos a la personas la psicología relacionada con los problemas que padece y de ahí, le enseñamos los ejercidos que razonablemente pueden ayudarlo; esto se llama Psicoeducación. Muchas veces, la psicoeducación por sí misma, resuelve muchos problemas. Así, por ejemplo, cuando le explicamos a un paciente que sus ataques de pánico no lo van a matar, ni van a dejar secuelas físicas; sino que sólo son episodios muy fuertes de ansiedad pero pasajeros; muchas veces sólo con eso, disminuyen mucho las crisis.

La Terapia Cognitivo Conductual se puede aplicar a un amplio conjunto de problemas

Existe una creencia equivocada que dice que la Terapia Cognitivo Conductual sólo se aplica y funciona bien con problemas simples como las fobias. Esto no es correcto. La Terapia Cognitivo Conductual ha mostrado eficacia en gran variedad de problemas psicológicos, incluso los más serios y graves como la esquizofrenia. Sí es cierto, que cuanto más severa es la patología, menor es la efectividad del tratamiento. Esto se debe a que hay problemas psicológicos a los cuales la ciencia no ha logrado aún dar una respuesta satisfactoria. En los casos más graves, cuando un problema no tiene cura, generalmente sí se puede aliviar y controlar. Así, la Terapia Cognitivo Conductual se muestra efectiva tanto en cuadros como los trastornos de ansiedad, la depresión pero también en los trastornos bipolares, de personalidad, crisis vitales, etc.

La Terapia Cognitivo Conductual también se aplica a ámbitos no clínicos, como por ejemplo, educativo, laboral, publicitario.

La terapia cognitivo conductual es un enfoque de tratamiento amplio, que incluye una gran cantidad de procedimientos científicamente validados, de los cuales se seleccionan algunos para aplicar de acuerdo con las necesidades de cada caso. Se trata de un tratamiento con pautas éticas claras y encuadradas dentro del humanismo, orientado a mejorar la salud, calidad de vida y bienestar psicológico y físico general de las personas.