Los problemas de pareja pueden ser muy variados, desde “llevarse mal”, sentir celos exagerados, disfunciones sexuales hasta tener diferencias en la crianza de los hijos.

A cada tipo de problema, se responde con diferentes tratamientos. La efectividad de los tratamientos varía según el problema.

“No me llevo bien con mi pareja”

Es una de las consultas más frecuentes y uno de los desafíos más importantes para las terapias psicológicas. Típicamente, dos personas que se quieren mucho, dos personas que se aman, tienen escasos momentos de felicidad porque la vida cotidiana se ve plagada de peleas. Muy frecuentemente, las peleas son por temas poco importantes, como llegadas tarde, no cumplir con alguna tarea de la casa, estar de mal humor. Otras veces, las peleas surgen por temas más importantes, como por ejemplo, celos, incompatibilidades sexuales o diferencias en relación a los valores en la crianza de los hijos. Este es el caso típico de la terapia de pareja.

Una terapia de pareja consiste resumidamente, en enseñar a la pareja a comunicarse a fin de llegar a acuerdos o al menos, tener en claro los desacuerdos y a partir de ahí, saber cómo proceder. El terapeuta no toma partido por ninguno de los dos miembros, ni “le da la razón” a ninguno salvo en situaciones donde muy claramente se sobrepasan los límites de la salud, como por ejemplo, si hay violencia.

Para lograr el objetivo de mejorar la comunicación en la pareja, los siguientes son algunos de los procedimientos que se han mostrado efectivos:

  • Entrenamiento en manejo del enojo.
  • Ensayo de roles.
  • Contrato conductual.
  • Entrenamiento en asertividad.
  • Discusión cognitiva.

Las terapias de pareja son un desafío importante y requieren un fuerte compromiso de ambos miembros. El 70% de las parejas que consultan por una terapia de pareja, finalmente se separan. Esto puede parecer una cifra muy alta de fracaso, pero hay que tener en cuenta algunas cuestiones para entender este dato. Primero, que en general, casi la mitad de las parejas se separan; es decir, si uno hace una estadística en la población general; cerca del 50 % de las parejas terminan en la disolución, con lo cual, si un 70 % de las parejas en terapia se separan, es sólo un 20 % más de lo que podemos esperar con el desarrollo normal. Segundo, las parejas que consultan en terapia suelen ser las más conflictivas y por ende, las que más probabilidad tienen de separarse. Tercero, y no menos importante, la separación es frecuentemente la decisión más racional para una pareja que no logra compatibilizar. Si bien esta opción parece a simple vista dolorosa y un fracaso, ¿es razonable que dos personas se fuercen hasta el hartazgo y sufran cotidianamente sólo por estar juntas? ¿Es lógico cambiar y ceder en cosas muy importantes sólo para poder estar con alguien que elegimos en algún momento de la vida, pero con quien luego nos damos cuenta de que no compatibilizamos?

Estar enamorado es un fenómeno complejo. El que nos sintamos física, sexual y afectivamente atraídos por alguien no nos garantiza para nada que podamos hacer una vida con esa persona, compatibilizar y compartir desde los aspectos cotidianos más simples, como elegir una película para ver, o los más complejos, como por ejemplo, dar una educación a nuestros hijos. Incluso para ellos, sí es cierto que es duro que los padres se separen pero las investigaciones muestran claramente, que es peor vivir con dos padres que se llevan mal y pelean todo el tiempo.

“Celos irracionales”

Los celos son una emoción normal en las relaciones de pareja; son sanos y hasta deseados por alguno de los miembros. Lo que puede hacer que los celos sean patológicos es la cantidad y/o la forma de su expresión.

Los celos excesivos por parte de uno o ambos miembros de la pareja llevan a enojos, peleas frecuentes e incluso violencia. Son una causa frecuente de conflicto y separación.

Es normal que a una persona no le guste que su pareja comparta frecuentes salidas a solas con una persona del otro sexo o del mismo sexo si es homosexual. De alguna manera, las personas en relaciones formales y estables, reaccionamos ante las señales de posibles competidores. Los varones son más sensibles a las señales de infidelidad sexual por parte de sus mujeres mientras que las mujeres son más proclives a detectar señales de compromiso afectivo de sus maridos hacia otras mujeres.

¿Cuándo los celos son patológicos?

  • Cuando se generalizan a situaciones de la vida cotidiana donde el trato de la pareja con miembros del sexo opuesto es normal y hasta obligatorio, como por ejemplo, el trabajo.
  • Cuando la persona imagina que la pareja puede ser infiel y no logra distinguir que esto es la imaginación en lugar de un hecho. En estos casos, frecuentemente se pretende que la pareja demuestre que “no fue infiel”, algo lógicamente imposible.
  • Cuando los celos generan conductas de verificación y hasta persecución; así el celoso demanda explicaciones minuciosas, revisa el teléfono, la computadora, las redes sociales o incluso sigue ocultamente a la pareja para vigilarla.
  • Cuando la persona que cela sufre mucho, a veces, silenciosamente porque sabe de su irracionalidad, pero no puede evitar sentirse mal.

Las causas de los celos patológicos se relacionan con la inseguridad personal, una baja autoestima y valoración de uno mismo, ansiedad, una historia previa de haber sido traicionado por parejas anteriores.

Algunos de los procedimientos efectivos para su tratamiento son:

  • Discusión cognitiva.
  • Psicoeducación
  • Exposición y prevención de la respuesta.
  • Entrenamiento en asertividad.
  • Entrenamiento en manejo de la ira.

Es fundamental para el éxito del tratamiento contar con la ayuda de la pareja.

Si bien el tratamiento de los celos patológicos se realiza generalmente con éxito, el proceso suele ser prolongado, doloroso y complejo.