Los trastornos bipolares son desórdenes en los cuales el estado de ánimo fluctúa con poca o ninguna relación con el medio ambiente. De este modo, sin que haya una causa en el contexto de vida, la persona pasa de sentirse muy alegre y exaltada a estar muy triste e inactiva, o temerosa o enojada.
Existen muchos tipos de trastornos bipolares. Los más conocidos son el tipo 1 y el tipo 2, pero hoy consideramos un “espectro bipolar”, en el cual las personas pueden ubicarse según cómo sean las fluctuaciones de su estado de ánimo. La persona que padece un trastorno bipolar puede tener periodos de estabilidad intercalados con los períodos de crisis. Las crisis son de diferentes tipos, duración e intensidades. Así que hay muchas combinaciones posibles.
Los trastornos bipolares siempre tienen una causa biológica, por ende, son en gran parte una enfermedad médica. Los factores psicológicos pueden potenciar o atenuar el cuadro, pero nunca son la causa principal. Por lo tanto, los pacientes con trastorno bipolar siempre tienen que tomar medicación. El tratamiento psicológico suele ayudarlos mucho, pero nunca va a ser efectivo si el paciente no toma medicación.
El tratamiento psicológico para el trastorno bipolar puede ser muy efectivo, en algunos casos los pacientes pasan años estables y sin experimentar crisis. Algunos de los procedimientos psicológicos eficaces para su tratamiento son:
- Psicoeducación.
- Contrato conductual.
- Entrenamiento en detección temprana de pródromos.
- Manejo del estrés.
- Regulación de la estimulación.
- Establecimiento de rutinas y ritmos.