El síntoma más importante del Trastorno de Ansiedad Generalizada es la preocupación incontrolable. Típicamente, la persona se preocupa mucho, por diversos temas, algunos importantes y otros poco importantes, pero se preocupa excesivamente, mucho tiempo y no puede controlar su preocupación; es decir, no puede parar de pensar.

Los eventos por los cuales se preocupa la persona no ocurren casi nunca. Con lo cual, las preocupaciones van desde temas importantes, como por ejemplo, el trabajo y la seguridad de la familia hasta asuntos menores, como la posibilidad de que un vecino ponga música fuerte. Pero ninguna de estas cosas sucede. Así, la persona pasa horas con la mente ocupada en cuestiones que la angustian pero que simplemente, no suceden.

Ejemplos típicos de las preocupaciones son:

  • “¿y si a mi hija le pasa algo cuando maneja?”
  • “¿y si me quedo sin trabajo y no tengo con qué mantener a mi familia”
  • “¿y si me enfermo y no puedo trabajar”

La forma “y si…” resulta muy común en el pensamiento de la persona con Trastorno de Ansiedad Generalizada. Luego, aparece la idea de alguna situación catastrófica que no sucede y que tiene muy baja probabilidad de ocurrencia. Es decir, lo que hay detrás de las preocupaciones de la persona son miedos imaginarios.

La persona con Trastorno de Ansiedad Generalizada suele desarrollar síntomas físicos producto de la angustia y ansiedad crónicas. Así es común que se presenten:

  • Insomnio y sueño poco reparador.
  • Sintomatología gástrica de muchos tipos: acides, colon irritable, diarreas, constipación. A largo plazo, suelen desarrollar gastritis y úlceras.
  • Tensión muscular que lleva a contracturas y por ende, dolores. Los dolores de cabeza son muy comunes.
  • A largo plazo, pueden desarrollar hipertensión.

Una de las causas más importante de este cuadro es la baja tolerancia a la incertidumbre. Las personas no toleran la incertidumbre normal que tienen las situaciones de la vida cotidiana, buscan certezas y seguridades que no existen; lo cual lleva a mayor frustración aún.

El error cognitivo por excelencia es la “catastrofización”

Algunas técnicas psicológicas efectivas para este desorden son:

  • Psicoeducación.
  • Discusión y reestructuración cognitiva.
  • Exposición funcional cognitiva.
  • Prevención de la respuesta de reaseguro.
  • Detención del pensamiento.