El Trastorno de Pánico posee dos características importantes:

  1. La presencia de crisis de pánico.
  2. La preocupación por la aparición de las crisis de pánico.

Las crisis de pánico son episodios de ansiedad y miedo, fuertes y súbitos. Durante las crisis, la persona experimenta sensaciones en el cuerpo y pensamientos catastróficos, lo cual lleva a querer escapar o evitar la situación en la cual se encuentra.

Algunos de los principales síntomas de una crisis de pánico son:

  • Miedo intenso.
  • Sensación de ahogo y opresión en el pecho.
  • Mareo, inestabilidad.
  • Taquicardia y palpitaciones.
  • Calor, sudoración.
  • Temblores
  • Temor a morir por consecuencia de estar sufriendo un infarto o un ACV.
  • Idea y miedo por un posible desmayo.
  • Temor a enloquecer.
  • Sensación de irrealidad o de ambiente enrarecido: las cosas parecen extrañas y diferentes.
  • Despersonalización: uno parece no estar en su propio cuerpo.

Una de las principales causas de las crisis de pánico es el miedo a los síntomas de la ansiedad o del miedo, es decir, el tener “miedo al miedo”. En otras palabras, se establece un círculo viciosos: el miedo produce sensaciones en el cuerpo, a la cuales la persona también les tiene miedo, por lo tanto el miedo se incrementa y vuelve a generar más sensaciones.

Cuando la persona ha experimentado una o más crisis de pánico, surge un nuevo problema: la preocupación por tener nuevas crisis. Quien ha padecido una o más crisis de pánico empieza a vivir preocupado por la posible aparición de nuevos episodios, el pensamiento se instala y es muy difícil de controlar. El miedo por la aparición de nuevas crisis genera angustia lo cual, finalmente, hace más probable que las crisis aparezcan.

Las crisis de pánico reiteradas y frecuentes suelen conducir a otro problema, llamado Agorafobia.

La persona cree que sus crisis de pánico son peligrosas, que pueden dejar secuelas o volverlo vulnerable en situaciones sociales, por lo tanto comienza a dejar de asistir a lugares donde cree que le puede dar un ataque de pánico. Típicamente, empieza a no sentirse seguro en lugares donde no haya gente de confianza, familiares o amigos muy cercanos. Así, deja de viajar en transporte público, ir a lugares concurridos o incluso puede llegar a perder hábitos tan básicos como salir a hacer compras al supermercado. En etapas avanzadas, encontramos a la persona recluida en su hogar o el de algún familiar cercano, sólo pudiendo salir acompañada.

Afortunadamente, el tratamiento cognitivo conductual para estos desordenes es muy efectivo.

Para el tratamiento del trastorno de pánico, algunas de las técnicas que han mostrado eficacia son:

  • Psicoeducación.
  • Discusión cognitiva.
  • Exposición interoceptiva.
  • Afrontamiento gradual en vivo.
  • Respiración controlada y diafragmática.

Para la Agorafobia, algunos de los procedimientos que se han mostrado eficaces son:

  • Psicoeducación.
  • Discusión cognitiva.
  • Exposición gradual en vivo.
  • Desensibilización sistemática en vivo.